#Quédate en casa y a resistir…
El último año
había pasado sin sentirlo. Con ideas claras. El trabajo estaba divido hasta en
tres frentes de obra: uni, tesis, lectura; sin contar familia y colegio de mis
hijos. Entre idas y venidas se fue 2019 y se presentaba un promisorio 2020. El año
de la realización y el año de la culminación de los estudios que había
empezado. ¡Tanto había esperado! ¡Tanto había crecido! ¡Tanto había leído!
¡Tanto había reflexionado! ¡Tanto había escrito! ¡Tanto había corregido! Que,
de Tanto hacerlo, el tiempo se fue y
otra vez estaba en el umbral del abrazo en la Noche Vieja y en el deseo de parabienes a los míos y a los amigos,
para empezar con pie derecho el Nuevo
Tiempo. El Nuevo tiempo llegó con
seis horas de anticipación en la Península
y envíe por móvil mis sentimientos de cariño a los chavales que viven del otro lado del Charco. Recibí sus buenas vibras y mi corazón saltó de alegría.
Como un suspiro
pasó la primera semana del Año de los
Gemelos, como escribió Nostradamus. No
había pensado en esa coincidencia, los gemelos 20 y 20; y, tampoco que quizá mi
matrimonio era uno de ellos. Este año cumplo también 20 de casado. ¡Otra
coincidencia! Las estrellas del cielo de mi vida parecen alinearse: si me casé
en 2000 y este año cumplo 20 … ahí está, 2020. ¡Genial!
Ya para esos días,
el mundo empezaba a sacudirse por el Covid-19 que, había iniciado en China,
dijeron por la tele; en un país que la mayoría de nosotros no lo conocemos y
solo lo referenciamos por la cantidad de habitantes, su Gran Muralla o la voracidad de las actividades comerciales y de
expansión. Y, para ser franco, no le di mucha atención porque me centraba en
los proyectos académicos y familiares que hoy están en suspenso. Más los
académicos. Pronto llegará el fin del camino. Así se fue el uno de los 12 y
algo se complicaba. Las dos primeras semanas del 02 del 2020, otra coincidencia
por la coincidencia de los dígitos, ya Europa despertaba a la realidad y
asistíamos, gracias a las cadenas internacionales o a la internet, en primera
fila al enorme escenario de propagación e infección, y muy pronto al pánico por
lo que pasó de una enfermedad a la pandemia. No había familia en Italia o
España que no tuviera uno de los suyos con los síntomas o enfermo. Las buenas
nuevas ahora eran malas nuevas; cada contacto por móvil gracias a la bendición
del wasap no sabíamos lo que nos
traería.
Los noticieros traían
historias de angustia, de dolor, de desesperación y de caos. Los centros de
atención médica empezaban a llenarse. Bérgamo, Roma, Madrid, Barcelona (…) Y,
fue solo entonces, al terminar el segundo mes y empezar el tercero que el mundo
dimensionó la dura realidad que nos esperaba. La decisión no tardó, emulando a
los chinos que no concluían su crisis; había que aislar a la población. Y así
nació la frase emblema: #Quédate en casa
que, ahora es la más pronunciada por todos y en todos los canales. La peli se
interrumpe y aparece la gran actriz y te recomienda #Quédate en casa; estás metido en tu música favorita en YouTube, y
en la transición de una canción a la otra sale: #Quédate en casa.
Que nos quedáramos
en casa; que no fueran a los trabajos; que los niños y jóvenes asistieran a la
escuela, al cole o a la uni, por móvil o por computadora; que los maestros
dejaran la camisa y la corbata, el auto y las avenidas, el reloj biométrico
para registrar la entrada y la salida, la plataforma para llenar el avance
académico, la pizarra y los marcadores, el proyectos y las láminas; que los
trabajadores se iniciaran en el Teletrabajo, sin algunos tener una pisca de
conocimiento tecnológico, porque son de una época distinta; que en casa, se
alinearan a la perfección: Teletrabajo, clases, limpieza de la casa y cocina. Descubrimos
que sí podíamos hacer todas esas cosas juntas, en el menor tiempo posible y
empezamos a vivir otra vida.
Como si fuera
sencillo, #Quédate en casa…, todos
los días confinado mirando por la ventana el paso de las hojas que caen de los
árboles o los papelitos que vuelan de un lugar a otro por el viento que tiene
privilegio para andar por los rincones de las calles y moverse como le dé la
gana. #Quédate en casa, no recuerda y
ansío salir a compartir con los amigos que, se quedaron paralizados, igual que
dos estatuas de sal, aguardando la fecha para la final de la Copa del Rey (el Athletic
versus la Real), tomarse unas cañas, darse un abrazo y sea cual fuere el
resultado disfrutar… De todos modos, solo es fútbol … Acá, en mi país, lejano
los ibéricos pero cercanos en e corazón: mi equipo espera jugar su partido
suspendido para seguir siendo líder de la Liga y clavarnos un nuevo título.
No es sencillo #Quédate en casa, y mientras eso ocurre,
me halaga que se puso de moda la canción que me gustaba tanto. Resistiré. Apareció durante 1988, en el
segundo disco de acetato grabado por el Dúo Dinámico (Manuel de la Calva y
Ramón Arcusa). Carlos Toro y De la Calva compusieron este tema guiados por una
frase de Camilo José Cela “El que resiste gana”. La emergencia sanitaria en el
mundo la puso, otra vez en escena. En España, la Comunidad de Madrid lo acogió
y fue pólvora que reventó todo a su paso. Ahora lidera la lista de descargas en
todas las plataformas. Todos dicen Resistiré
y no se acuerdan la procedencia; en 2002, otra coincidencia de dígitos, la
grabó Estela Raval y los Cinco Latinos; dos años después el merenguero dominicano
Toño Rosario, nos puso a bailar con ella; pero la versión que más me agrada es
la de Gianfranco Pagliaro (+), hoy me emociona más; casi casi un himno.
Ese tema, durante
mis últimos tres años, ha sido también el emblema de vida: resistí y gané;
espero que ocurra lo mismo en el mundo, con una dosis de confianza y reconocer
lo hermoso que es caer, para levantarse a una nueva vida.
Y mientras pasa: #Quédate en casa y a resistir…
(Propiedad de Julio Bravo Mancero)
(Propiedad de Julio Bravo Mancero)
No hay comentarios:
Publicar un comentario