domingo, 26 de abril de 2020


Alfabetizado a los cincuenta

De pronto, pasamos de estar en medio de los chicos y de los grandes, entre libros, reuniones y registro biométrico, a permanecer confinados en casa. Las bibliotecas hoy están más silenciosas que nunca. En los despachos de los profesores habrá tristeza. Las escaleras y los pasillos, los callejones, las callejuelas, los arcos, las salas de espera, las canchas deportivas, las piscinas, los auditorios, las salas de cine, lloran de soledad. No se escucha una sola risa y tampoco una palabrota fuera de lugar, acompañada por el gesto inoportuno de los chicos que siempre quieren justificar lo que dijeron y que ya se llevó el viento. Hacia dónde, no lo sabremos; pero, eso incluso extrañamos. El Tetón no retumba ni roba carcajadas.
Y nos hemos empezado a acostumbrar a esta nueva vida; entre despertarse y desayunar, registrar la asistencia on line, acudir a reuniones por Zoom o Times que se han convertido en alegría para mirar a los que están lejos. Los beneficios: los encuentros, por tiempo y permisos, son más cortos. Las agendas más productivas. Casi, casi tienes que contar tus palabras para que la hora que te asignaron no se termine, sin tratar eso que motivó el contacto. Y cuando falta un minuto y todavía no has ingresado, te gana la desesperación, no en vano eras el primero en llegar a las sesiones presenciales y hoy la tecnología te lo impide. Siempre andas con una libreta en tu escritorio, llena de anotaciones que no sabes para que te servirán; te pregunta algo, la anotación no la hallas por ningún lado. No importa, sigues escribien y te dices.
-Durante los últimos meses estoy recuperando mi letra;
Y, preguntas
-¿Cuánto hace que no habías escrito tanto?
Pasamos más tiempo frente al computador y al móvil; entregando información y recibiéndola; renegando por una que otra cosa fuera de lugar, envidada por aquellos que nunca hicieron lo que haces; que viven de la burocracia, ordenan desde su escritorio; de quienes jamás se quedaron sin saliva en medio de una clase o dijeron:
–Mijo, tráeme una Coca Cola heladita, para inspirarme
Y, sin embargo, ellos se toman algunas licencias. Y te dices:
-Qué hagan ellos a ver si pueden …
Pero terminas haciendo la tarea
Miras a tus hijos correr por los pasillos; jugar al fútbol haciendo arco en la puerta de la sala; se sienten Cristiano Ronaldo, William, Messi o Antonio Valencia; gambetean sillas, sillones, esquineros, mesas de centro, hacen pared con el frigo, con la columna del comedor y procuran no bajarse las lámparas, los floreros o quebrar un cristal. Y, tú, lidiando con la tecnología, alfabetizándote casi a los cincuenta; preocupado porque la plataforma no te permite incrustar el documento o la conexión es tan lenta que no carga y el tiempo se te va.
–No podré entregar la primera unidad acabada con actividades de docencia, aprendizaje práctico o autónomo; me llegará la notificación de que no cumplí.
Los minutos pasan y cuando está por completarse el envío y tu incertidumbre casi termina, el silencio es interrumpido como en San Mamés, Municipal de Anoeta, Santiago Bernabéu, Camp Nou, Monumental de Rosario, La Bombonera, Maracaná, Azteca, Nacional de Francia, Atanasio Girardot, Nacional de Lima, Hernando Siles de La Paz, Atahualpa o Rodrigo Paz Delgado, por el grito contenido de gol; del susto, saltas del sillón en el que estabas cómodamente sentado y miras como se apaga el ordenador. Tus hijos se abrazan por la anotación y te das cuenta que pegaron en el cable del cargador que recién lo habías enchufado y las dos horas de trabajo, al tacho de basura. Volver a empezar la actividad casi como el equipo contrario que tiene que sacar la pelota del centro del campo para tratar de empatar.
-¡Qué bestia..! Golazo del Athletic, la Real, el Real, el Barcelona, Liga de Quito, de cualquier equipo. Golazo también a tu aula virtual.
Cuando la efervescencia de partido termina y los jugadores se fueron a los vestuarios, toman una ducha y la casa-estadio quedó casi vacío, solo se escucha los comentarios de los periodistas, otra vez, te enfrentas a la cruel realidad: estás en desventaja con la tecnología y tienes que a la brevedad aprovechar el tiempo dedicado por el George a producir los tutoriales y no complicarte. Cuestión de aulas virtuales, de aprendizaje en línea, de sincrónico o asincrónico, de foros, chats, tareas, url, consultas, glosarios, wikis, plataforma Moodle, teletrabajo, de link para el registro de asistencia, de cumplir metas, de relajarte y empezar a disfrutar de lo que haces, porque el #Quédate en casa va para largo.
Te consuelas:
-Lo voy a lograr; tengo que aprender;
Respiras y sigues horas y horas en el ordenador
En un momento de claridad reflexionas: si en las décadas del sesenta y setenta, los indígenas fueron alfabetizados por Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador, proyecto impulsado por Leonidas Proaño, por qué, tú que estudiaste a quien hizo patria en las alturas del Chimborazo, no podrás conseguirlo con estas herramientas amigables. Total, solo tienes que seguir las instrucciones del George. A propósito del proceso de alfabetización en Ecuador, fueron tiempos difíciles en los que la educación radiofónica les devolvió la vista o les hizo crecer las piernas a los indios a través de la lectura y de la escritura. Un receptor de radio, una lámpara, el material del apoyo, la sala de la casa comunal, la sacristía o cualquier rincón, fueron las aulas para impartir las primeras letras; y el respaldo de los auxiliares educativos, de los encargados de producir los guiones (experiencia cercana mi papá y mi mamá los hacían), carteles, guías de estudio, etc. Y lo lograron.
-Y, podré también hacerlo
Te cuestionas, la calentura se te va; finalmente terminas la tarea, te das cuenta que también eres uno de los indios pero en esta época y estás siendo alfabetizado digitalmente, casi medio siglo después de que naciste; si no lo has notado ya sabes producir vídeos, tienes destreza para seleccionar lecturas para los chicos, enlazas el aula con las bases de datos, produces podcasts acordándote de tus inicios en la radio, desempolvaste Freemind y Cmpas y no harás trampa con las láminas de ppt, dedicándole la clase en el karaoke académico a tus alumnos; te mueves como pececillo en el rio del YouTube, Anchor, Spotify, Audacity, Phtoscape; creaste tu blog; eres diestro, ya abriste plaza e hiciste el paseíllo en la Monumental Raúl Dávalos de Riobamba, dominas el capote, las banderillas y la muleta, entras a matar y no pinchas hueso al bicho culicagado Miura que te ha tocado, primero de tu lote, gracias a las clases de Zoom o de Microsoft Teams; si estás dando la pinta de El July, El Fandi, Enrique Ponce, Manzanares, Roca Rey.
Estás listo para el Giro, para el Tour o para la Vuelta. Ya eres todo un Richard Carapaz o un Nairo Quintana. Juegas tenis, nadie puede devolver la bola de tu saque porque tienes la zurda de Nadal; jamás das ventaja como Djokovic o Federer.
Alfabetizado digitalmente, ya no te paran. Te Quedaste en casa y valió la pena tu esfuerzo pensando en los jóvenes que irán a tus cátedras. 

(Propiedad de Julio Bravo Mancero)

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