En
el quirófano
El feriado por el
Día del Trabajo, Ecuador pasó con noticias provenientes de las universidades y
escuelas politécnicas. Quizá quien lea la primera línea piense que luego de
armar un gran equipo académico, con ingentes recursos invertidos, se logró el
antídoto para controlar el Covid-19. Pero fue la otra cara de la moneda: ni el
equipo, ni la cura. ¿De qué se informó entonces? De la reducción del
presupuesto para la educación superior. Sí, reducción del dinero para formar
profesionales con valor agregado y afrontar el presente, en medio de la
emergencia.
Cuando los
procesos de formación del personal dieron resultados y las primeras camadas de
doctores y posdoctores llegaron al país, para reemplazar a los docentes extranjeros
que aportaron en la academia; cuando los índices de investigación subieron, que
eran el Talón de Aquiles, de los
centros de educación superior; cuando el nivel mejoró y había estabilidad
porque se comprendió, casa adentro, la importancia de unir esfuerzos para ser
mejores, llega este golpe al descuido.
Sí, se comprende
en la universidad ecuatoriana que la factura que ha pasado la pandemia a la economía
nacional es muy alta, pero lo que no se entiende es por qué, la educación que
se supone es uno de los sectores principales del país, es violentada de esta
manera. Acaso en el gobierno ecuatoriano no hay docentes universitarios y
politécnicos que cuando finalicen los encargos, que son momentáneos, deberán
volver a las aulas y con qué cara llegarán, o ¿no regresarán?
A Leonidas Iza no
se le ha visto estos días, y vaya que hace falta, para que preste sus tractores
y les enseñe en el Ministerio de Finanzas a hacer bien las cuentas, como cuando
les encaró en las negociaciones para levantar el paro indígena. Se extrañan
otros tiempos de liderazgo, de un solo discurso; no se soporta afirmar una cosa
y al día siguiente retractarse. Hacia dónde vamos: al quirófano. La Cirugía Mayor anunciada fue al sistema
de educación de Ecuador, pero para extirparle sus recursos.